martes, 11 de mayo de 2010

Un tour por Europa al estilo Regnum Christi

Cuando decidí dar un año de mi vida como colaboradora del Regnum Christi, nunca imagine que a pesar de ser el año más difícil de mí vida iba a ser a su vez el más feliz.

El Movimiento Regnum Christi, de acción contemplativa y apostólica, busca extender el Reino de Dios mediante la vivencia de las virtudes católicas; de manera especial la caridad, virtud carisma de este movimiento. Los colaboradores/as con jóvenes miembros del Movimiento que deciden dar de 1 a 3 años de su vida a partir de que terminan bachillerato para trabajar por la Iglesia, con el Papa, a través del Movimiento en cualquier parte del mundo, defendiendo su fe y buscando ante todo instaurar una sociedad mas católica.

Mi experiencia comenzó el 12 de julio del 2008 con un cursillo de preparación en el hermoso pueblo de Cotija, en el estado de Michoacán, al lado de otras 80 jóvenes, de diferentes partes del mundo, que como yo estaban dispuestas a dejar atrás a su familia, novio, amigos/as, comodidades, etc. para así poder dedicar parte de su vida para servir a Dios y a los demás. Se realizan diferentes actividades durante el mes de preparación: deportes, clases, conferencias, oración, entre otras todas con la finalidad de prepararte para la misión que viene después. Al finalizar el cursillo te dicen tu destino, es decir, el lugar donde pasaras tu año; puede ser dentro del país así como en el extranjero.

Mi destino Woodlands Academy en Irlanda, una academia para niñas entre 12 y 15 años; mi misión, ser prefecta de disciplina. Al principio no lo podía creer, Irlanda parecía estar tan lejos; además significaba que debía hablar en ingles, sin mencionar la parte de la disciplina, yo cuidando a 80 niñas cuando a duras penas podía cuidarme a mi misma. Pero… no había vuelta atrás, estaba decidida y sabía que Dios me iba a dar las gracias necesarias; sabía que ya no era la misma, después del cursillo había algo diferente en mí.

En el momento en que puse un pie en Irlanda, me enamore por completo del país; el mar, el campo, las flores, los colores… te sientes dentro de una película de Hollywood. Con esto no quiero decir que todo sea perfecto, porque el clima no lo es y la gente es diferente; yo diría algo mas reservada, pero no por ello dejan de ser excelentes personas. La Academia es un internado claro, pero hay algo en ella que la hace especial; los jardines, la vista, las personas que allí trabajan hacen que te sientas como en casa.

Vivía con 12 consagradas, de las cuales solo 6 trabajaban conmigo, ya que el resto trabajaba con los irlandeses; vivir un año con ellas fue algo extraordinario. Te das cuenta de que son mujeres normales, con dificultades y tentaciones, la diferencia esta en que ellas confían plenamente en Dios y se abandonan en El; no se preocupan por cosas sin importancia, ya que saben que Dios siempre provee. A mí en particular siempre me ayudo el ver que hacían de cualquier acto una oración; no necesitaban ir a la capilla, sabían que Dios estaba ahí con ellas, Dios actuaba a través de ellas. Puedo decir que ellas eran mi motivación, ya que cuando algo me costaba mucho trabajo pensaba que yo solo lo haría por un año, mientras que ellas lo harían el resto de su vida; a todas, inclusive a las que no trabajan conmigo les agradezco de todo corazón el haber dicho que si a Dios y el haber formado parte de mi año y de mi vida. Además de las consagradas, tuve la gran fortuna de compartir mi año con otras 6colaboradoras, todas ellas mexicanas; más que ser mis compañeras de trabajo, son mis hermanas. Es increíble el conocer a jóvenes que comparten tus mismos ideales, que creen en lo mismo, que están dispuestas a luchar contra corriente con tal de defender su fe; cada una de ellas sabe lo mucho que las quiero y admiro, de todas aprendí algo que me ayuda a ser mejor persona. Nunca tuvimos una pelea, por el contrario siempre estábamos ahí para ayudarnos; nunca hubo críticas entre nosotras, solo nos fijábamos en lo bueno y excusábamos lo malo.

Fue un año donde me acerque más a Dios y lo hice el centro de mi vida; crecí como persona en todos los aspectos. Creo que ahora conozco y valoro mas las cosas, se apreciar desde la simpleza de una flor hasta la magnitud de una obra de arte; todo esto gracias a los paseos que teníamos cada fin de semana, que iban desde jardines o ruinas de castillos hasta museos y galerías de arte. Además de que tuve la oportunidad de viajar por diferentes partes de Europa como son: Roma, Florencia, Asís, Siena, Pisa, Orvieto, Bolsena, Paris, Madrid, Barcelona, Suiza; inclusive tuve la oportunidad de ir a Jerusalén junto con mis compañeras colaboradoras. Todos y cada uno de estos viajes marcaron mi año, no podría decir que lugar me gusto mas, ya que en cada uno ves algo que te fascina; además cada viaje tuvo un giro diferente, algunos eran mas culturales, otros mas deportivos y otros mas espirituales. También me considero una mejor persona ya que aprendí a pensar primero en los demás, viví cada segundo de mi año entregada a mis niñas, no digo que me era fácil levantarme todos los días a las 6:30 am o bien levantarme a media noche porque alguien se sentía mal, simplemente son esos pequeños actos los que me fortalecen y me hacen mas humilde; además ahí es donde me di cuenta de que sin Dios nada soy y nada puedo, El actúa a través de mi, yo solo soy el instrumento. En el aspecto espiritual también me considero una persona mas madura, ya que aprendí a platicar con Dios y a verlo no como a un Dios lejano sino como a un Dios amigo; confío plenamente en El y se que si algo pasa es porque va a ser lo mejor para mi.

En pocas palabras fue el mejor año de mi vida, aprendí que muchas veces el sufrimiento y el desprendimiento personal son lo que te lleva a la verdadera felicidad. No me considero una mejor persona, pero al menos se en lo que debo trabajar para serlo; me falta mucho camino por recorrer pero ya tuve la preparación y estoy consciente de que mi misión apenas comienza.

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